Hace más de 80 años que está en pie y lleva media vida proyectando su sombra sobre la zona hospitalaria de Pamplona, pero el muro que durante todo este tiempo ha cerrado el recinto tiene los días -y las horas- contados.

Las obras de construcción del edificio de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra que se construyen en el interior aconsejaban su derribo por el lado de la calle Concepción Benítez y por tanto, la apertura hacia el lado sur de la ciudad.

Los trabajos de derribo y desescombro del muro han comenzado este martes con la señalización del estrechamiento de calzada y el cierre peatonal por el lado derecho de la calle en sentido avenida de Barañáin.

Va a ser una obra rápida. Se estima que para final de semana no quedará ni rastro del muro ni de las piedras de cantería que lo componen.

No se ha hecho público si dichas piedras tienen algún valor patrimonial o si acabarán en alguna escombrera, pero lo cierto es que forman parte de ese muro perimetral del recinto desde los años 30 del siglo pasado.

Bien es cierto que el hospital comenzó a construirse en 1906. Una mexicana afincada en Pamplona, María de la Concepción Benítez Ruiz, destinó la fortuna heredada de su marido a la construcción de un centro hospitalario de carácter general en los terrenos que antes conformaban el denominado soto de Barañáin.

Se construyeron los primeros pabellones, que persisten en la actualidad, lo mismo que la capilla, aunque en 1913, tuvieron que parar las obras por problemas urbanísticos.

Las obras se retomaron en 1927, pero el hospital, como tal, no comenzó a funcionar hasta 1932. Eran casi una treintena de edificios dispuestos en tres filas que albergarían los pabellones hospitalarios del ya denominado Hospital General de Navarra. Fue en ese año, en el que se construyó la imponente entrada que hoy en día se conserva en la calle Irunlarrea.

Desde entonces, la zona hospitalaria no ha hecho más que crecer. Primero con la construcción de «La Residencia», el edificio conocido después como Virgen del Camino.

Después llegarían el edificio de consultas externas, conectado al resto de edificios públicos a través de un paso subterráneo que permitía trasladar pacientes sin necesidad de usar ambulancias, pero gran parte del muro perimetral sobrevivió a todas estas ampliaciones, especialmente el tramo de la zona sur y oeste, el que linda con la avenida de Barañáin. 

Bien es cierto que parte del muro en la calle Concepción Benítez se derribó hace unos años para hacer un acceso por la zona sur al complejo hospitalario, pero lo que queda, desde este martes, está siendo derribado.

Quedará, probablemente, una zona mucho más abierta y espaciosa, pero seguro que los de Pamplona (y Barañáin) de toda la vida, acostumbrados a pasear junto a él, cuando menos, se verán sorprendidos.